sábado, agosto 19, 2006

Ciudadanía, Multiculturalismo y Democracia

Introducción

En la actualidad el mundo entero se ha convertido en un pequeño pueblo, donde el cambio afecta a todos por igual y a cada individuo en particular. Al aceptar esta afirmación, resulta comprensible entender que la globalización como fenómeno ha sido determinante en la generación de nuevos procesos sociales, desde el resurgimiento de nacionalismos históricos o nuevos, hasta una importancia impensada de lo local, impactando transversalmente todo el proceso. En este sentido, por ejemplo y en nuestro caso, se aprecia una relación estrecha entre el replanteamiento del proceso de constitución de las ciudadanías en las sociedades modernas y la evolución de las mismas hacia sistemas multiculturales.

La diversidad cultural es actualmente una realidad evidente en sus distintas expresiones y ha logrado influenciar los procesos democráticos donde se reconoce, por una parte, el conflicto como un fenómeno social ineludible y, por otra, la necesidad de profundizar y ampliar los mecanismos de soluciones, a través de procedimientos de negociación, mediación u otros que, con capacidad de generar consenso y de crear estrategias que logren nuevas formas de integración entre los grupos. Es así, como se busca una ecuación entre las diferencias políticas, culturales y la necesidad de mantener el orden institucional que permita el desarrollo de una sociedad integral.

Efectivamente, estos son los desafíos que enfrentan las actuales democracias, en donde el ciudadano se ve en la necesidad de preservar y potenciar una convivencia multicultural, para tener posibilidades de expresar su individualidad .

La existencia de un escenario social -considerado genéricamente- en el que los espacios tienden a multiplicarse para dar cabida al ciudadano, en el que sus expresiones socioculturales, en términos de diversidad, requieren su integración con el resto de la sociedad, han planteado un desafío metodológico y teórico, obligando a revisar antiguas concepciones y abrir debates sobre otras. Así sucede, por ejemplo, con dos conceptos: uno de antigua data, como es el de “ciudadanía”, asociado a quienes son parte del proceso, y otro más moderno que pareciera enmarcar u orientar las relaciones al interior de la sociedad y que recibe el nombre de “multiculturalismo”.

Es importante anotar las diferentes aproximaciones que existen para ambos conceptos enunciados, donde las definiciones no solo quedan marcadas por sesgos de naturaleza ideológica, sino que también por el entorno histórico en el cual se desarrollan.

Así, por ejemplo, la ciudadanía se puede definir como la capacidad que tienen las personas naturales de vincularse con un Estado, generándose derechos y deberes con éste . O la clásica visión de ciudadanía, que plantea el valor de la igualdad expresado en derechos e idénticas normativas para todos . Por su parte, Marshall entiende plena pertenencia a una comunidad, donde pertenencia implica participación de los individuos en la determinación de las condiciones de su propia asociación. Así la ciudadanía es el estatus que garantiza a los individuos iguales derechos y deberes, libertades y restricciones, poderes y responsabilidades.

La ciudadanía, entonces puede ser entendida como originada en el Estado o surgida desde la propia comunidad sin ningún tipo de exclusiones.

Por su parte, el multiculturalismo puede ser entendido como un proceso, que registra la existencia de una convivencia cultural, enmarcada en una concepción pluralista del mundo, o bien como una teoría que consiste en la defensa de la convivencia de varias culturas, que pueden o no ser armónicas, en el seno de una misma sociedad democrática . .
Se puede hablar de un proceso o de la integración de la diversidad, el objetivo final es indagar acerca de la manera en que se vinculan ciudadanía y multiculturalismo. En este sentido, el multiculturalismo es uno de los rasgos que definen a muchas de las sociedades del mundo moderno. Este término implica un complejo entramado de aspectos vinculados con la sociedad, la economía, la política y la religión, pero básicamente se utiliza también para definir una forma de convivencia entre personas y comunidades provenientes de distintas culturas y orígenes étnicos .
Entender la relación de este entramado teórico y su impacto en el actual proceso de globalización, -objetivo de este trabajo- supone una aproximación a cada concepto individualmente considerado y establecer su interdependencia.

Ciudadanía

El concepto y la realidad de la ciudadanía han generado una nueva percepción de ésta en la era moderna. Se ha registrado una larga e irregular, pero, persistente tendencia hacia la expansión de los derechos del ciudadano, que para fines analíticos se puede dividir en tres áreas: civiles, políticos y sociales.

• Área civil, se refiere a la cantidad de derechos y deberes que los ciudadanos necesitan para la afiliación a un Estado.
• Área política, se refiere a la capacidad que tienen los Estados de dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos.
• Área social, se refiere al sentido de pertenencia y tolerancia que presentan las comunidades dentro de los Estados.

Ser ciudadano se vincula directamente a tener derecho a satisfacer sus necesidades, sin olvidar, que se está al amparo del Estado en el que el sujeto nació o se integró, y, que además tiene, dentro de él, participación y obligación políticas, civiles y sociales.

Dentro del Estado-nación se postula la neutralidad que debe tener con respecto a la identidad cultural o étnica del ciudadano y, en donde , por razones obvias no debería existir el ciudadano diferenciado.

El ciudadano debe poseer participación, integración y acceso a lo mismo que el grupo de referencia, en todo ámbito de intercambio de necesidades que tenga el individuo. La aceptación de los derechos en el ejercicio de las virtudes y las responsabilidades tanto políticas, económicas como civiles, han generado un creciente pluralismo social y cultural en las sociedades actuales, a través de la incorporación, en igualdad, de los grupos segregados, excluidos, rechazados y diferenciados .

Multiculturalismo

Sin duda, el concepto de multiculturalismo es más flexible que el de ciudadanía y también más exigente respecto a su contenido. Ya que para algunos, con el aumento de nuevas identidades colectivas, se han generado cohabitaciones complejas. Este fenómeno se ve expresado en el agotamiento de la noción clásica de ciudadanía .

Posiblemente, en el debate contemporáneo el pluralismo sea el elemento que une y/o vincula a ciudadanía y multiculturalismo. En efecto, el multiculturalismo es sólo una de las posibles configuraciones históricas del pluralismo , en consecuencia, este último se considera como un valor prioritario.

Si una determinada sociedad es culturalmente heterogénea, los movimientos, grupos sociales, corrientes de pensamientos, partidos políticos etc., que respaldan una visión plural de ésta, validan este fenómeno, pero habrá otros que lo rechazan. Una visión plural de la sociedad nace en un mismo parto con la tolerancia.

Además, esta identidad requiere del reconocimiento de los otros, por que nos definimos o determinamos a través del intercambio entre unos y otros.
Entonces podría señalar que el multiculturalismo, puede ser una identidad lingüística, religiosa, étnica y además una tradición cultural. Comprende la heterogeneidad de las castas, en donde el proceso de subyugarse de todos sus componentes, genera una unión de fuerzas que es involuntaria.
Multiculturalismo y Pluralismo
A partir de lo anterior, se puede sostener que, el multiculturalismo se sustenta en dos pilares que coexisten y se requieren mutuamente:
1. La aceptación de la pluralidad y la diversidad.
Nos referimos a la capacidad de tolerancia que los individuos poseen para aceptar a sus otros pares, por tanto, los individuos poseen creencias y principios propios aceptando que otros tengan los propios, algunos incluso hablan de verdades equivocadas o creencias equivocadas, esto depende del sentido, sin embargo lo importante es la aceptación o admisión de sus principios. Aunque los realistas podrían señalar que esta aceptación emana del poco interés que se tiene de esas creencias, los idealistas, por su parte, lo consideran como otra creencia. Pero en todo caso ambas corrientes adquieren y conceden de distinta forma la pluralidad y la diversidad por cuanto existe un grado de reciprocidad.
2. La identificación de los grupos que componen la sociedad, a partir de esta aceptación.
Esta aceptación que permite que el individuo se identifique, emana de los cambios sociales producidos por las transformaciones de nuestra sociedad actual, en donde los sistemas políticos están en crisis de estructuras y de legitimidad, con efectos claros como el aislamiento del ciudadano. Por esto, el individuo busca asociarse a grupos que lo seducen a través de creencias y principios que lo identifiquen, pudiendo estos ser de distinta naturaleza.
Los grupos tienden a ser fragmentados y localistas con características que están dadas por la unión hacia un fin determinado o genérico o ambos.
En un mundo como éste, de cambios incontrolados y confusos, la gente tiende a reagruparse en torno a identidades primarias, donde el flujo global de riquezas, poder e imagen y la búsqueda de la identidad, colectiva o individual, atribuida o construida, se convierte en la fuente fundamental del significado social. Por lo tanto, la identidad se está convirtiendo en la principal y, a veces, única fuente de significado en un periodo histórico, caracterizado por una amplia atomización de las organizaciones, deslegitimación de las instituciones, desaparecimiento de los principales movimientos sociales y expresiones culturales efímeras. Por esto, muchas veces las personas tienden a organizarse en torno a lo que son o creen ser. Es por esto, que, los individuos alineados o agrupados ven al otro como un extraño y al final como una amenaza.

Ciudadanía y Multiculturalismo en las Democracias
La actual ciudadanía pluralista que se ha generado y desarrollado en los últimos tiempos requiere la emanación de una serie de políticas públicas que den reconocimiento a los grupos y sus libertades. Tratando de proyectar una democracia de oportunidades donde se expanden los derechos de los individuos a los grupos. La ciudadanía pluralista plantea una disminución de las diferencias sociales y un aumento de los beneficios culturales, tratando de expandir los viejos derechos a nuevos estratos de la población.
Esto ha llevado a que la ciudadanía pluralista, muestre nuevos conflictos emanados y asociados a las minorías étnicas y nacionales, que piden mayor reconocimiento y autonomía. Estos conflictos requieren de una tolerancia multicultural, es decir, de nuevos tipos de convivencia y de soluciones basadas en la cooperación.
La globalización, el desarrollo de la ciudadanía y el multiculturalismo, simbolizan tres aspectos de un mismo problema que enfrentan las democracias, y que es la desigualdad en materia de derechos de ciudadanía en las sociedades, producto de la combinación de las diferentes barreras sociales y políticas y que impiden el pleno ejercicio de los ciudadanos.
El multiculturalismo, como método de convivencia democrático pretende establecer reglas básicas orientadas a garantizar los derechos de los grupos, protegiendo la coexistencia y asegurando la comunicación necesaria para resolver los conflictos. Esta concepción de la política propone una liberación que va más allá de lo político.
El desafío que enfrentan los Estados está relacionado directamente con las demandas que los ciudadanos hacen y donde los Estados y/o gobiernos no poseen la capacidad de canalizar ni construir respuestas adecuadas en materias de identidad, etnia, cultura y raza. La ampliación de espacios públicos, donde los ciudadanos puedan coexistir y cooperar a pesar de su particular identidad, contribuye directamente con la construcción de democracias sólidas, donde la tolerancia, juega un papel fundamental como integrador de multiplicidad de identidades.
Conclusión
Al inicio de este trabajo, se planteaba que el mundo se ha convertido en un pequeño pueblo, producto de la globalización, y en virtud de ello el proceso de constitución de ciudadanía se ha ido modificando a raíz de las necesidades y carencias de los Estados y/o gobiernos, los cuales mas allá de reconocer este desafío han sido incapaces de dar una respuesta integral.
Los Estados buscan el consenso y una anhelada neutralidad respecto a la identidad cultural o étnica de los individuos en pos del ciudadano, sin embargo, esta tarea se ve afectada por la misma sociedad a raíz de las carencias de tolerancia de la multiplicidad de los grupos, por lo tanto los gobiernos deben hacer su mayor esfuerzo, generando estrategias que garanticen a los ciudadanos sus derechos y deberes, las que en definitiva deben ir apuntadas a:
• Asumir y potenciar a la democracia como la mejor forma de solución de conflictos multiculturales al interior de su territorio.
• Crear espacios de participación y apertura de la identidad cultural.
• Educar y preparar a la sociedad en un marco de tolerancia de la diversidad.
• Institucionalizar los derechos de todos los componentes de su Estado, -esto quiere decir- que no existirán ciudadanos privilegiados y tampoco diferenciados.
Por tanto, el proceso de adaptar las nuevas expresiones de la ciudadanía, suponen la modernización del Estado, considerando como mínimo las estrategias esbozadas, en un contexto de mayor integración y asimilación del pluralismo que por definición, niega la exclusión.

BIBLIOGRAFÍA
LIBROS


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ARTICULOS


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 Peugot Valerie "La ciudadanía europea: participación y derechos cívicos y sociales", documento preparado por un equipo Europeo coordinado por el autor y (Asociación Europa 99) y con la colaboración de Roger Sunyer, destinadas a las Eurociudades.


PAGINAS WEB.
www.monografias.cl
www.eclap.com
www.onu.com
www.epolitico.com
www.georgetown.edu
www.conoze.com
www.britishcouncil.org

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